Summerhill es una escuela fundada en 1921 por
Alexander Sutherland Neill, en la aldea de Leiston, en Suffolk, Inglaterra, a
unos 160 kilómetros de Londres. Es una de las pioneras dentro del movimiento de
las Escuelas democráticas. Atiende a niños de educación primaria y secundaria.
Actualmente la directora es la hija de A.S. Neill, Zoë Neill Readhead.
Neill establece que la principal
meta de una escuela debe ser auxiliar a sus alumnos para que estos sean capaces
de encontrar la felicidad propia y es por eso que propone un modelo muy
diferente al de las escuelas tradicionales, que según él sólo consiguen
promover una atmósfera de miedo.
En Summerhill, ningún adulto
tiene más derechos que un niño, todos tienen los mismos derechos. Todos deben
ser libres, entendiendo la libertad como una construcción colectiva. La
libertad precisa que todos sean libres para existir.
La pedagogía tradicional supone
que los niños tienen una tendencia natural al egoísmo, siendo necesaria una
interferencia autoritaria por parte de la familia y la escuela, para
desarrollar el altruismo. Summerhill parte del mismo supuesto pero no llega a
las mismas consecuencias: el niño es egoísta pero ese egoísmo no es malo en sí
mismo. El egoísmo infantil es una etapa del desarrollo del niño que si se
desarrolla naturalmente desemboca en el altruismo; existe un momento en el que
el niño necesita de los demás y entonces su propio egoísmo le abre a la
comunidad. Inculcar a los niños principios altruistas antes de que sean capaces
de asimilarlos sólo produce individuos miedosos e hipócritas. Según Neill es
solamente a través del miedo como se puede intentar forzar el interés de
alguien.
En esta escuela todas las reglas
de convivencia y soluciones a los problemas que surgen en el día a día son
resueltas en una asamblea que ocurre semanalmente, donde cada persona sea
alumno, profesor o funcionario, tiene derecho a hablar y votar, manteniéndose
el principio de que todos los votos valen lo mismo. Las normas de la escuela
son construidas entre todos, todos se sienten parte del colectivo y se empeñan
en mejorarlo.
Bajo mi punto de vista, este tipo de metodología
y tanto liberalismo no me parece adecuado para los cursos con los que trabajan,
ya que si todo se hace y se aprueba por votos y estos votos son igualitarios, y
seguro que hay más alumnos que profesores y funcionarios, los alumnos son los
que siempre se salen con la suya. Al no ser que estos tengan pensamientos
totalmente diferentes y salgan votos repartidos. Además también pienso que los
niños tienen que tener unos límites y normas que deben de cumplir, y con 6 años
no veo que ellos puedan elegir esos límites.
Aunque por otro si lo piensas cuando hace
esas comparaciones con la escuela tradicional, veo como algunas cosas de las
que destacan y comparar me convencen, este tipo de metodología yo la aplicaría en
todo caso Infantil y Primaria, y no en la ESO. Por el simple hecho de que cuanto
más mayores son si les dejas esta libertad muchos niños que no quieran
estudiar, acabarían siendo el tipo “ni-ni” que hoy en día tanto se lleva.
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